eMediación (virtual training): los otros protagonistas
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Ricardo de Sosa Llera Juan Antonio Herrera Fernández |
La
última convocatoria de Prácticas de Mediación online Curso 2016 - 2017,
celebradas en Internet de forma simultánea y en tiempo real, durante los días 2
a 13 de mayo de 2017, organizadas por el Curso Modular de Mediación de la
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED),
en colaboración con la Asociación Europea de Mediación (AEM), ha tenido muchos
protagonistas. Ricardo de Sosa y Juan Antonio Herrera fueron, además,
imprescindibles.
Habéis
sido como tutores en línea, además de formadores, dinamizadores, conductores y
animadores de diferentes grupos de trabajo en estas pruebas. Además, como
veteranos en diversas convocatorias, sois de los pocos pioneros en España que, con el decidido apoyo que desde la UNED la profesora Esther Souto directora del Curso Modular de Mediación ha brindado
desde hace años a esta modalidad ODR junto con la AEM, estáis contribuyendo a la divulgación real
de la Mediación por Medios Electrónicos.
Pregunta.- ¿Qué impresiones se llevan unos
mediadores profesionales en estos días de intensa actividad y convivencia con
tantas y tan diversas personas conectadas desde tan diferentes lugares en estas
simulaciones virtuales de mediación en línea?
Ricardo de Sosa.- Podría reseñar
varias, si bien me quedo con una reflexiva, y es que no hay que perder la
perspectiva globalizada en la que
debería de desarrollarse la Mediación, y lo explico, deberíamos evitar
aislarnos y crear nuestro propio y particular método. Deberíamos abrir nuestras
mentes para poder tener visiones diferentes de la Mediación.
Realizar
las simulaciones de mediación a través de medios electrónicos, abre otro canal,
el de conectar la formación con la práctica, y facilitar a los alumnos,
localizados en diferentes puntos de España y con actividades profesionales
diversas, su introducción en la Mediación, todo ello supone “recibir aire
fresco”.
Los
alumnos, con sus dudas, planteamientos, aportaciones y como no, reflexiones,
enriquecen, amplían y actualizan mi visión sobre los conflictos y su gestión.
Juan Antonio Herrera.- Por
un lado y, haciendo referencia al
alumnado, me llevo su ilusión, la
capacidad de aprendizaje, la participación activa en la simulación, su
capacidad por entregarse plenamente al rol que ocupan en la simulación, su
adaptación a un medio que no suele ser cotidiano (plataforma virtual). Me llevo
la actitud del alumnado por aprender un procedimiento, una forma de gestionar
los conflictos, que se llama Mediación.
Por
otro lado, las simulaciones de mediación que realizamos son vivencias que me
generan argumentos para validar bondades del uso de plataformas on line para realizar mediaciones
sincrónicas reales. Reflejan la capacidad que se ofrece en el medio virtual
para trasladar todo cuanto realizamos a un escenario físico.
Observamos
de primera mano que el medio virtual permite, tanto la comunicación verbal, como
la comunicación no verbal. No sólo me refiero a los factores asociados al
lenguaje verbal –paralingüística- (el tono de la voz, ritmo, volumen, timbre,
silencios) sino a aspectos algo más complejos, pero no imposibles en la
comunicación on line, como son los
factores encuadrados en el comportamiento –kinesia- (expresión facial, mirada,
postura, gestos, proximidad a la pantalla…).
P.- A pesar de la dificultad de
trabajar muy diferentes ámbitos de mediación y de la idiosincrasia particular
de cada persona mediadora, ¿habéis
podido detectar alguna pauta que –para bien o para mal- se repita, como
tendencia general, en la puesta en práctica de las técnicas, habilidades y protocolos
aplicados?
R D S.- He podido
observar que algunos alumnos a la hora de situarse en el papel de mediador, siguen
con su rol profesional, y marca los primeros minutos de su actuación como
profesional de la mediación, si bien y en la mayoría de los casos, una vez que
se les hace partícipes de esa vinculación, cambian completamente,
involucrándose en la búsqueda de los diferentes recursos, para llevar a buen
término la simulación de mediación.
Podría
mencionar también que se repite el intento, por parte de las personas
mediadoras, de aportar alguna solución a las partes.
Cuando
en las sesiones realizamos la puesta en común, estas pautas desaparecen, y
sabemos que no es fácil cambiar el discurso y modo de actuar ante conflictos,
pero hay algo que repito a los alumnos, “Nadie dijo que la Mediación fuese
fácil”.
J A H.- Me llama la
atención percibir cómo nos aceleramos. En cuestión de
minutos se pretende llegar a posibles acuerdos. El medio virtual “nos dispara”,
aunque también es cierto que la inexperiencia en el abordaje de los conflictos
tiende a buscar soluciones rápidamente.
Nos
olvidamos del poder de la conversación, de que debemos comenzar con la fase
exploratoria, entender el mensaje de cada interviniente, limpiar, aclarar los
mensajes ambiguos, vagos o imprecisos y ordenar el discurso de las partes,
creando una estructura que facilite su comprensión.
Tendemos,
por otro lado, a abordar el conflicto bajo una única causa. Nos quedamos con lo
superficial, olvidándonos de que el conflicto se ha ido alimentando de muchos
aspectos. Nos olvidamos del gráfico del iceberg, nos quedamos con lo visible,
olvidando lo que está en la zona invisible, debajo del agua.
Por
último, cuando concluimos la sesión nos gusta reflexionar con los alumnos/as
sobre el hecho de si el mediador ha utilizado algún modelo de intervención: la
escuela del modelo lineal o de Harvard, transformativa, circular narrativa,
etc. Nos gusta reflexionar sobre las técnicas o herramientas utilizadas:
parafrasear, reformulación, replanteamiento, tormenta de ideas, empoderamiento,
caucus, técnica del disco rayado, escucha activa, humor, etc… Es denominador común
encontrarnos con una respuesta negativa a esta cuestión; que nos hemos
enfrentado al conflicto desde el sentido común olvidándonos de lo
aprendido en el plano teórico. Fruto de la reflexión, nos llevamos de las
prácticas la necesidad de tener cerca un modelo, unas técnicas, comenzando con
unas pocas herramientas para, poco a poco, a tenor de nuestra pericia, de
nuestra experiencia, ir haciendo acopio de más.
P.- Aun tratándose de un conjunto de
participantes de diferentes formaciones de origen, profesiones y distintos
grados de experiencia como mediadores, la mayoría han coincidido en señalar –de
acuerdo con la encuesta de valoración- el “enfoque hacia futuro” como técnica
utilizada de forma insuficiente por las personas en el rol de mediador, junto
con la “contra argumentación” y la “emisión de juicios de valor” como errores
más habituales en la praxis desarrollada. Curiosamente semejantes a las
señaladas por otros participantes en simulaciones de mediación presenciales
dirigidas por Estefanía Bolzán en la Facultad de Derecho de la UNED, en Madrid. ¿Coincidís con esas apreciaciones o
destacarías alguna otra?
R D S.- La respuesta está relacionada
con la anterior, las profesiones/formaciones de origen hacen que las personas
en prácticas enfoquen la mediación en una dirección, basándose demasiado en el pasado, y eso
provoca que se piense menos en el
futuro.
Efectivamente
la contra argumentación y los juicios de valor, se repiten, si bien tenemos que
tener en cuenta que la mayor parte de los alumnos están iniciándose en la
mediación, y por tanto es lógico que cometan ese tipos de errores, aunque hay
que reconocer que las alumnas y alumnos
hacen grandes esfuerzos cuando asumen el rol de mediador, porque no podemos
olvidar que carecen de experiencia en este ámbito, que para muchos es el primer
contacto con una sesión de mediación y que además esta, se realiza por medios
electrónicos, con los que algunos no está muy familiarizados, de ahí que piense
que los errores y la falta de aplicación de diversas técnicas a lo largo de las
sesiones, está dentro de los parámetros aceptables y asumibles, y personalmente me quedo
con todo aquello que los alumnos de modo habilidoso introducen en la sesión y que algunas veces
me sorprende.
J A H.- Efectivamente
coincidimos. Destacaría la más recurrente en las últimas simulaciones. Me quedo con “la emisión de juicio de valor”,
es decir, las estimaciones que realizamos acerca de algo, implicando una
valoración de aceptación tras someterlo
a nuestras ideas, valores personales, experiencias o creencias.
En
el desarrollo expositivo de los intervinientes de parte, en numerosas ocasiones el rol de mediador sucumbe a
tentaciones expresivas que expresan “evaluaciones o conformidad a lo que
escuchan”, o bien, “expresiones que pueden ser interpretado como tales por la otra
parte”. Hecho que aprovechamos para resaltar lo imprescindible de respetar los
puntos de vistas expresados por las partes, ya que nadie permanece en un sitio
donde percibe o cree que la otra parte está recibiendo un trato de favor,
haciendo valer el principio de voluntariedad. Por ejemplo, debemos evitar la
predisposición a ayudar a la parte que consideramos más débil, las
manifestaciones de afecto o rechazo hacia alguna de las partes, el
reconocimiento o permisividad de determinados gestos que pueden ser hirientes a
la otra parte, las muestras de simpatía, que pueden ser mal interpretadas por
la otra parte. Pequeños detalles que hacen que se cuestione la imparcialidad
del mediador. Muy habitual, al hilo de lo que estoy comentando, cuando hablamos
del caucus, siendo nuestra recomendación de que si mantenemos una entrevista
personal con una de las partes, debemos de mantener otra con la otra parte,
todo ello, por mantener el trato igualitario, además del beneficio que nos
pueda reportar a efectos informativos.
P.- Todos los casos trabajados, a salvo
de las lógicas protecciones de identidad e información sensible o personal, estaban
basados en casos reales. Las soluciones, abordajes, y enfoques ofrecidos por
los diferentes grupos de trabajo, en las diferentes fases del procedimiento, ¿han coincidido con los desenlaces reales
de los casos? ¿Os ha sorprendido, particularmente, alguno en concreto?
R D S.- En uno de los casos que hemos
desarrollado en la última convocatoria de prácticas, en el que se recreaba un
conflicto entre familiares cercanos por el cuidado de una persona mayor, se
entremezclaban cuestiones de gran calado emocional, si bien, han sido conducido
por los participantes con mucha delicadeza y encaminados, en la mayor parte de
los casos, al resultado real de la mediación.
A
la vez me ha sorprendido gratamente, que cuando aparecían en la sesión aspectos
delicados y expresados por las partes, la mayoría de las personas que han
ejercido el rol de mediador, han sabido
encajarlos, seguir adelante con la sesión e incluso hacer empatizar a las
partes, las cuales estaban bastante posicionadas.
J A H.- Pues sí,
suelen ir en línea con lo acontecido en la realidad. No obstante, cuando
desvelamos el desenlace real se percatan de lo importante que es comenzar con el
cuéntame,
con la fase exploratoria inicial, ya que, de lo contrario, perdemos mucha
información que es vital para facilitar puntos de encuentro entre las partes y,
por supuesto, entender la verdadera dimensión del conflicto.
Me
fascina la interpretación de roles de algunos alumnos, cómo se entregan al
personaje que les ha tocado interpretar. Recuerdo algunos que tuvieron la
capacidad de cargar emociones en su interpretación, lo que generó un plus
especial a la dinámica, ya que tuvimos la posibilidad de aprender lo difícil
que implica extraer la carga emotiva del lenguaje, así como la tremenda
dificultad del mediador cuando tiene que gestionar las emociones. Recuerdo
escenas de lágrimas de una hermana, como transmitía impotencia, su rabia, …
A
esto me refería anteriormente con el comentario alusivo a la entrega de los
alumnos: entran en la dinámica con el deseo de obtener el máximo de aprendizaje
y lo agradecemos todos los que estamos en clase, alumnos y tutores.
P.- ¿Alguna reflexión final?
R D S.- Si, y no querría olvidarme de ella, la mayor partes
de alumnas y alumnos que han participado en las prácticas, nunca antes habían
mediado y tampoco habían estado presentes en un proceso de esta índole, casi
ese mismo número de personas nunca habían realizado una video conferencia, la
suma de todo ello podría hacer pensar que el resultado de las sesiones
prácticas no ha sido el deseado, pues bien,
de lo que podría ser a priori su adversidad ha despertado en ellos el
ánimo de participar activamente en las sesiones, y saber franquear sus limitaciones en aspectos
técnicos relacionados con los medios electrónicos, toda una lección de la que
creo que todos deberíamos aprender, Gracias.
J A H.- Destacaría la
suerte que tengo de compartir con tantos alumnos estos espacios virtuales de
aprendizaje. Cada dinámica, es una oportunidad de aprendizaje y sirve para
fortalecer nuestros conocimientos/habilidades, así como para mostrarnos nuestras carencias o puntos de mejora en el abordaje de la mediación.
Por
otro, como bien decimos, es una simulación, no es un caso real. Por tanto,
estamos mediando con una “red” sobre el suelo, no nos caemos. Ahora estamos
para aprender. En un mañana cercano se encontrarán en un escenario real de
mediación.
Enhorabuena
a los futuros Mediadores. Muchos tenéis una combinación ideal: formación y
actitud.
Ricardo
de Sosa Llera
Mediador, Inscrito en el Registro del
Mediadores del Ministerio de Justicia
Socio de Espacio Resolvere S.C, gestión de
conflictos, formación y análisis.
Socio fundador del equipo multidisciplinar
de servicios jurídicos por medios electrónicos ADCORDIS
Diplomado en Trabajo Social.
Especialista Universitario en Mediación
Familiar, UNED.
Master en Mediación, UNED.
Experto Universitario en Mediación Policial,
UNED.
Experto en Mediación Penal, UNED.
Colaborador docente en las Prácticas de
Mediación por medios electrónicos en los cursos Modulares de Mediación de la
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)
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Juan
Antonio Herrera Fernández
Colegiado nº AO-07901 perteneciente al
Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Oriental, Mediador perteneciente
al Registro de Mediación Familiar de la Junta de Andalucía nº 1579, Mediador
inscrito en el Registro de Mediación Civil y Mercantil del Ministerio de
Justicia, Miembro de la División de Psicología Jurídica (PsiJur) del Consejo
General del Colegio Oficial de Psicólogos, Miembro de la sección de
Psicología Jurídica del Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Oriental, Miembro
de la sección de Mediación del Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía
Oriental. Miembro de la Asociación de Mediación para la Solución de
Conflictos –Solucion@. Miembro de la Asociación Europea de Mediación (AEM). Socio
fundador de la Asociación de Psicología Jurídica y Forense de Andalucía
–APFA. Socio-Director de la Consultora Herrrera y Conde.
Socio fundador del equipo multidisciplinar
de servicios jurídicos por medios electrónicos ADCORDIS. Profesor de
Psicología Social en la Universidad de Málaga. Psicólogo forense ejerciendo
en los Juzgados de la provincia de Málaga. Mediador en el Punto de
Información de Mediación (PIMed) de los Juzgados de Málaga. Colaborador
docente en las Prácticas de Mediación por medios electrónicos en los cursos
Modulares de Mediación de la Universidad Nacional de Educación a Distancia
(UNED). Licenciado en Psicología. Suficiencia Investigadora. Universidad de
Málaga. Especialista Universitario en Psicología Legal y Forense. UNED. Experto
Universitario en Mediación, UNED. Especialista Universitario en Mediación
familiar, UNED. Master en Mediación Civil y Mercantil, UNED.
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